Prietto Viaja al Cosmos con Mariano – Verano Fatal (bajar)
Bueno, a ver si revivimos esto. No es la mejor de las vueltas, ya que lo que sigue fue publicado casi idéntico acá, pero necesito un empujón, así que ahí va.
El elegido para el retorno es uno de los hits del verano, que si bien vio la luz hace aproximadamente un mes, es decir, en invierno, definitivamente habla del verano (o de algo que sucedió durante un verano, mejor dicho), y por lo tanto es el hit del verano, no en el sentido de «canción que suena mucho entre enero y marzo», sino en el de «canción que habla sobre el verano, tiene clima veraniego, dura tres minutos y pico, le gusta a todo el mundo y es increíblemente pegadiza.»
El tema en cuestión se llama «Verano Fatal» y está incluido en el reciente disco de Prietto Viaja Al Cosmos Con Mariano, editado por Discos LAPTRA. Y como suele suceder con las canciones de los artistas de LAPTRA, cuenta una historia de adolescentes en vacaciones. Ya lo dijo Franco Ruiz en su reseña del disco: las letras de Prietto, cuando se le entiende mínimamente lo que dice, son crónicas generacionales.
«Verano Fatal» empieza bastante abajo, con la voz de recién levantado de Prietto queriendo arrancar y recitando:»Los días duraban años entre tus ojos y el mar / Las noches duraban siglos entre tus gritos y el bar», dos frases que lo trasladan a uno inmediatamente a una ciudad costera de poca concurrencia, no Mar del Plata ni Pinamar, porque ahí entre los ojos de la chica y el mar habría un millón de personas amontonadas bajo las sombrillas, sino alguna más al sur, Comodoro Rivadavia o esas de por ahí, de donde incluso creo que Prietto y/o Mariano son oriundos o al menos suelen ir de paseo. O capaz que no, pero no viene al caso. Luego sigue: «Fue un verano fatal, con las resacas y borracheras, en medio de esa guerra que era vivir así», nuevamente dividiendo su día en dos, resaca por las mañanas en la playa con su chica, borracheras por las noches en el bar, también con su chica. Me hace acordar mucho al tema «Niña de Tilcara» del último disco de Intoxicados, ese en el que el Pity contaba cómo se había enamorado de una niña en ese pintoresco pueblo norteño. Acá es más o menos lo mismo, a tal punto que es muy normal que alguien escuche el tema por primera vez y diga «No sabía que había un disco nuevo del Pity». Sí, Prietto se parece mucho al Pity, hasta tienen nombres parecidos (Prietto y Pity), pero por suerte se parece a la parte buena del Pity, es decir, se parece al Pity cuando se parece a Calamaro. Y en este tema en particular también comparten esa personalidad medio destroy, toda la noche de gira, las mañanas con resaca, sin dormir y viviendo en medio de una guerra.
Sigamos. «Yo me enamoré de vos y otro día se fue / pareciera que fueran muchos más / en medio de todo este caos / del mar, del bar, de tu mirada». Otra vez la idea de que todo es un bardo, ahora directamente no tiene noción del tiempo. Está bien que en vacaciones no hay horarios, pero acá Prietto perdió el control. Suerte que sobrevivió para componer semejante canción al respecto. Me encanta esa última parte que dice «del mar, del bar, de tu mirada», sobre todo porque después lo remata con un «Son cosas que guardo en la almohada antes de dormir / Recuerdos para un día en que no quiera estar vivo». Notar la rima entre «mirada» y «almohada» que le da una vuelta de tuerca a la estrofa, que parecía que se moría y sin embargo sorprende y se estira un poco más. Muy en el estilo de Santi Rial (Perdedores Pop, DChampions) o, de nuevo, de Calamaro y sus juegos de palabras.
Y después no dice más nada, o mejor dicho no dice nada nuevo, sino que vuelve a repetir todo eso otra vez, subiendo la velocidad gradualmente. Es perfecto, a medida que pasa el tiempo el tema se va acelerando, de la misma manera que el joven Prietto se iba acelerando a medida que pasaba el día. Además, en la segunda vuelta aparece un teclado espectral y unas voces fantasmales de fondo, voces de mujer, obvio, que no pueden ser otra cosa que cantos de sirena intentando seducir a Prietto para que vuelva. Imagino que ganas no le faltan.
En los últimos segundos, para rematar, el ritmo vuelve a bajar abruptamente. Es la resaca, y la única forma de sobreponerse a ella es apretando play e iniciando el ciclo una vez más. Y así podemos estar abotonados un par de días. Que duran años. Etcétera.
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Planes para el futuro más o menos inmediato: los tucumanos de Michael Stuar (revelación del siglo), Aldo Benitez.